Los españoles siempre hemos sido un pueblo que hemos dado la nota en un sentido u otro. Durante mucho tiempo fuimos la cabeza y referencia del mundo. Ahora por desgracia, y debiéndoselo a nuestros inimitables dirigentes, somos el trasero del citado.
Aún así no debemos quejarnos, pues dentro de poco posiblemente nos tocará la lotería, aunque muchos no aceptaremos el premio.
Sí conciudadanos. Por ejemplo, ¿a quién no le ha caído una paguita por algún lado? Creemos que somos pocos los que nos hemos librado de ellas, de lo que estamos orgullosos por poder decirle al desgobierno, te equivocas, a mí no me compras ni embaucas con tus artimañas.
Sin embrago sí sufrimos las consecuencias de tales medidas, porque esas denominadas ayudas se dan con nuestro dinero, que cada vez nos cuesta más tener, dado el nivel impositivo a que estamos sometidos.
Quede claro que no estamos, ni mucho menos, en contra de la solidaridad, pero no admitimos que mucha gente que puede trabajar no lo haga porque vive de las ayudas.
Tampoco admitimos los denominados bonos culturales y similares, pues ya es sabido que sus agraciados con frecuencia venden a bajo precio lo que han comprado con nuestro dinero.
En pocos días habrá elecciones. ¿A quién le tocará el gordo de esa lotería? De una cosa estamos seguros, a no ser que haya un cambio radical, que lo blanco se vuelva negro, cosa que ciertamente puede ocurrir, y esperemos que así sea, al ciudadano le dará igual, porque será más de lo mismo.
Palabras y promesas por todos los lados, pero se olvidan de algo elemental, que “el movimiento se demuestra andando”
Ahora nos están vendiendo las cincuenta mil viviendas que van a construir. La pregunta es inmediata, ¿Por qué no las han construido o al menos anunciado hasta ahora? La respuesta es simple, porque es un bulo propagandístico más.
Si pueden seguir gobernando ya surgirá algo que lo haga imposible, ya sea un nuevo choque armado con la consecuente carestía de bienes y elevación de sus precios, otra pandemia, un complot internacional porque nos tienen envidia, etc. No lo duden, porque a estos que nos mandan hay que reconocerles que les sobra imaginación para tratar de justificar sus mentiras y meteduras de pata.
Si pasan a la oposición nos restregarán un día sí y otro también, que si hay gente sin vivienda la culpa es nuestra por no haberles votado.
Desde luego a quienes no les tocará es a los propietarios de las viviendas ocupadas. Esos, como el resto de los españoles en otras cuestiones, a aguantar y a pagar. Parece ser que la nueva ley sobre el sector debería denominarse “Ley de protección del okupa”. Solución al problema sí la hay. Solo tienen que fijarse en la legislación de algunos países europeos, democráticos cien por cien, pero cuyos dirigentes tienen sentido común y sobre todo decencia y dignidad.
Llevamos mucho tiempo diciéndolo, así no, pero da igual. Somos unos de tantos que protestan por protestar, que no sabemos de lo que estamos hablando. Además, no tenemos paciencia para esperar a que puedan plasmar en realidad sus portentosos e inigualables proyectos, mientras ellos viven a cuerpo de rey, perdón, de nuevos ricos a los que les ha tocado el gordo de la lotería.
Aunque nos califiquen de malas personas, deseamos que no les toque nunca. Tan malos no somos, pues según muchas noticias que trascienden, muchos de ellos ya se han apañado para garantizarse que todo el resto de sus vidas podrán pasarlo sin preocupación alguna, cosa que no podemos decir la mayor parte de los españoles.
