Se ha celebrado un teórico debate sobre el estado de la nación. Lo denominamos así porque más que debate, habría que calificarlo de mitin propagandístico por parte de algunos, en especial por los que más explicaciones tendrían que dar, que se atrincheraron en una defensa a ultranza de su actuación.

El nivel, salvo excepciones, fue bastante bajo; fiel reflejo del de las personas que rigen nuestro destino, y así nos va.

Por ejemplo el presidente del cogobierno acusó desde el estrado al jefe de otro partido de haber hecho ciertas manifestaciones, cuando en realidad, como se puede comprobar fue él el que las hizo. ¡Por favor! Un mínimo de prudencia.

De todos modos, como lo conocemos, no nos extraña. Peor fue el momento en que el citado le llamó la atención a un oponente, pidiéndole un respeto hacia los ciudadanos porque les había llamado “españolitos” Vamos a darle la razón, pero antes que nos explique si no fue no ya falta de respeto, sino un insulto llamar a los policías “piolines” desde el Congreso. Suponemos que la explicación reside en que él, como es él, puede expresarse como quiera, los demás ¡ojo!

La conclusión que sacamos del debate es que el país va mal porque va mal. Nadie es responsable. El cogobierno hace todo lo posible, menos apretarse el cinturón, para eso estamos los ciudadanos de a pie.

Efectivamente tenemos un macro cogobierno, en el que la mitad de los ministros sobran, con sus correspondientes asesores, pero eso es sagrado, no se puede tocar. El gasto innecesario o superfluo está disparado según todas las estimaciones, pero se mantiene. Una ministra se va con sus amigas a hacer turismo a USA, al poco de regresar lo hace en Canarias, y como “no hay  dos sin tres” estamos esperando conocer la nueva excursión. Este año menos españoles se podrán ir de vacaciones, pero “cum fraude” no las perdonará; se irá, como acostumbra, a un palacete del Estado y a pagar los españolitos, perdón los ciudadanos españoles.

Para tener contentos a sus socios ha anunciado que incrementará los impuestos a la banca, eléctricas y energéticas, asegurando que estos nuevos gravámenes no repercutirán en los ciudadanos, ¿se lo cree él? Por de pronto expondremos un hecho que hemos sufrido en nuestras propias carnes. Desde hace tiempo hacemos con cierta frecuencia una transferencia telemática inmediata a una determinada cuenta. El coste era un euro. El pasado jueves hicimos otra, el coste fue un euro y cincuenta céntimos. Es sospechoso que nada más anunciar la subida de impuestos a la banca, el coste de un servicio que estamos hartos de utilizar se incremente en un cincuenta por cien. Quizás es que somos malpensados.

Al país se lo están hundiendo, no nos cansamos de advertirlo. Solo nos queda como satisfacción vengadora que el gran responsable, “cum fraude”, se hundirá con él.

Su megalomanía es tal que no le permite darse cuenta de que, con sus actuaciones, se ha convertido en su propio enemigo, de que los que tiene a su lado solo se están aprovechando de él para lograr sus objetivos, y que en cuanto los logren o no les sirva lo dejarán tirado. ¿Qué hará después? Posiblemente mentir para intentar salvarse, como ya nos tiene acostumbrados.

Por lo que parece la UE levantará su veto y Bélgica tendrá que devolver al cabecilla golpista a España. Es de esperar que los separatistas exijan su indulto más o menos exprés. ¿Qué hará “cum fraude”? Solo tiene dos salidas, ser inteligente y escuchar a la mayoría del pueblo español al tiempo que busca nuevos socios, o aceptar el chantaje y seguir ahondando en su tumba.

Mucho nos tememos que en su egolatría, enmascarada en un falso espíritu de concordia, acepte sumisamente lo que le impongan. Tengan en cuenta que los que critiquen su decisión solo son unos fachas busca líos.

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