Entendemos por respeto el miramiento, consideración o deferencia que las personas tienen hacia sus semejantes. Creemos que ejercerlo, pero en su correcta acepción, es imprescindible para vivir en sociedad. Quizás por ello el eminente sociólogo Amando de Miguel nos advierte que “la convivencia se basa en el respeto, que ha de ser mutuo”.
Sin duda en las últimas palabras de su sentencia, que ha de ser mutuo, está la clave de la misma. Es muy justo y lógico exigir respeto, pero ¿lo tenemos hacia los demás? Esa es “la madre del cordero”.
Desgraciadamente en nuestro país, nuestros egregios dirigentes muestran con mayor frecuencia un nulo respeto hacia los ciudadanos, lo que lleva a la creciente y evidente destrucción de la convivencia, hecho que parece traerles sin cuidado, siempre que ellos puedan mantenerse en el machito.
Un reciente ejemplo lo tenemos en la intervención de “cum fraude” en el Congreso, llamando “piolines” a las fuerzas de seguridad enviadas a Cataluña cuando la intentona golpista. Eso fue una falta de respeto total y absoluto hacia unas personas que, como es su obligación, estaban haciendo un trabajo que legalmente les habían ordenado, y que, todo hay que decirlo, podría haber costado heridos y muertos, tanto de los sublevados como propias, cosa que afortunadamente no ocurrió.
Nuestro lamentable presidente del ignominioso gobierno demostró no tener dos dedos de nada. Ni siquiera se retractó ni trató de escurrir el bulto alegando que fue un lapsus. Tan tranquilo. ¿Así quiere fomentar la convivencia? Creemos que va por muy mal camino, al igual que sus paniaguados, tanto personas como medios de comunicación que en su mayoría no se enteraron del hecho.
Otro no ejemplo de fomentar la convivencia ha sido la rabieta y todo lo que han vomitado los partidos izquierdistas y similares, los supremacistas éticos y morales, con motivo de la visita del anterior rey. No somos especialmente monárquicos, pero aclaremos unos hechos. Leyendo el Título II de la Constitución que regula la Corona, concluimos que el llamado emérito es hoy en día un ciudadano como otro cualquiera, y al no tener ninguna causa judicial pendiente es muy libre de entrar y salir de su país cuando le venga en gana. Los que tanto han protestado, con falsas alegaciones, han hecho un flaco favor a la convivencia, pues no han respetado a los que opinan de forma distinta.
Buscándole una explicación al comportamiento de los citados, creemos haber dado con la clave. Muy simple, se temían que pasase lo que pasó. El emérito fue recibido con aplausos y vítores, mientras que cada vez más, cuando ”cum fraude” va a un lugar lo reciben con pitadas y abucheos.
Es una falta de respeto hacia los españoles lo que están consistiendo con el idioma en Cataluña, claro que allí la convivencia hace tiempo que está rota.
Según parece la forma de tributar los diputados y senadores las indemnizaciones por razón del servicio (dietas sin límite que no han de justificar), origina que en realidad tributen por algo menos del cuarenta por ciento de sus ingresos públicos reales. Con motivo de un aniversario, próximamente van a condecorar a unos guardias civiles, que deberán llevar la medalla correspondiente. Es decir, tienen que comprársela de su bolsillo. ¿No les parece una falta de respeto total en comparación con los privilegios de los anteriormente citados? ¿Así se fomenta la convivencia?
Muchos de nuestros políticos, por intereses partidistas, no respetan a los ciudadanos, nos tratan como a tontos o borregos, están destruyendo la convivencia nacional, quizás algún día tengan que lamentarse de sus acciones.
