Estamos en un tiempo de creciente paro laboral, y no laboral, en que nos ha metido “cum fraude”. El primero es grave, puesto que alcanza una cota importante, por los que hasta ahora conservan su trabajo pueden considerarse como afortunados. El segundo también lo es, dado que por un lado contribuye al primero y por otro induce al aborregamiento de las personas, marco ideal para el trapicheo de eso que se dice gobierno.

El paro no laboral implica que en cuantía creciente, las personas tienen que renunciar a aquello que hacían en su tiempo libre, vacaciones, viajes, asistir a espectáculos, también limitar al máximo posible cualquier tipo de compra, etc. Incluso la gente sale menos de casa, para no caer en la tentación de tomarse un café o unos vinos (unhas cuncas decimos los gallegos), vieja costumbre española ahora criticada por muchos modernistas de última hora. Todo ello implica que los comercios tienen menos ingresos, y en consecuencia restringen los puestos de trabajo, y con frecuencia cierran.

Otra consecuencia del citado paro es que al estar más tiempo sin salir de casa, nos aislamos de las demás personas, lo que nos lleva a no confrontar ideas, una de las bases del desarrollo humano. Cada vez más, solo tenemos una idea de lo que pasa por los medios de comunicación, que al estar comprados en gran medida por los que mandan, nos bombardean exclusivamente con lo que a ellos les conviene.

Todo lo expuesto conduce indefectiblemente al pasotismo de la población, o dicho en leguaje más vulgar, al aborregamiento de la misma, que es lo que persiguen la mayor parte de nuestros políticos, en especial los que mandan.

Tratando de no caer en ese estado, últimamente hemos ejercitado el cerebro leyendo algunos proverbios, no españoles sino amerindios. Nos atrevemos a asegurar que muchos de nuestros dirigentes no los conocen, pues en caso contrario espabilarían.

Los arapajoes dicen “A todas las aves les gusta escucharse a sí mismas cantar” ¿Saben de alguien que se muestre más exultante hablando que “cum fraude”? Nosotros no.

El pueblo sauk aconseja “Observa tus propias huellas antes de mencionar los defectos de alguien más”. Por lo general, nuestros políticos pasan gran parte de su tiempo poniendo verdes a los demás, por cosas que ellos también hacen.

Los hopis advierten “Una comunidad que carece de fe en sí misma no puede sobrevivir” Por desgracia para los españoles es creciente el número de ciudadanos que embaucados por el globalismo, el multiculturalismo y otras patrañas similares, se avergüenzan de lo que somos, de nuestros valores, de nuestras tradiciones, en definitiva, han perdido la fe en sí mismos.

Otro nos alerta “El apuro es la madre de la equivocación” Esto deberían tener muy presente nuestros gobernantes. Con frecuencia esperan a última hora para inventarse soluciones a los problemas. El resultado suele ser el que todos conocemos.

Una máxima muy clarificadora que deberían tener en cuenta los que se afana por gobernarnos, es de los onondagas “No existen los secretos ni los misterios, solo el sentido común”. Esta se corresponde con aquella otra española que advierte que “el sentido común es el menos común de los sentidos”

No menos cierto es aquel que nos dice “Escucha, o tu lengua te volverá sordo”. Nuestros políticos, de tanto halar de lo que les conviene si escuchar lo que el ciudadano les reclama, se han vuelto sordos ante sus justas pretensiones.

En conclusión, creemos que nuestros políticos deberían ser más humildes y aprender de la sabiduría de pueblos ancestrales.

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