Eso lo hubiésemos dicho hace unos años, si nos hubiesen profetizado cual iba a ser la situación de nuestro querido país en la actualidad.

De quien nos lo dijese consideraríamos que era un descerebrado que no sabía de lo que hablaba, o bien un malintencionado que solo quería asustarnos con mentiras y patrañas.

Sin embrago, y para desgracia nuestra, habría acertado plenamente, hay que reconocerlo. Por mucho que quieran engañarnos haciendo propaganda de que vivimos en una “tierra de jauja”, lo cierto es que vivimos en uno de los peores países eposibles, donde todo lo inimaginable puede ocurrir, y de hacho ocurre. Lo no malo, sino lo peor, es que quienes sufrimos la situación y pagamos las consecuencias, somos los españolitos de a pie. Los que la provocan tranquilos, se están desviviendo por nosotros. Solo nos falta tener que oír que aguantemos, que nos estamos ganando el cielo.

El principal problema que tenemos es el de la corrupción, que es el que da vía libre a todos los demás, que en definitiva existen porque existe el citado

Según parece el desgobierno no se ha enterado del informe que el Grupo de Estados contra la Corrupción ha emitido. La queja principal del mismo es que nuestros jefes no cumplen totalmente ninguna de las diecinueve propuestas que le han formulado.

Dicho claramente y sin ambages, que le trae sin cuidado lo que le puedan decir. En otras palabras, ellos a los suyo y a vivir.

En lo último dicho sí que tienen mucha práctica, nos atreveríamos a decir que son maestros Esto lo saben muy bien, los partidos minoritarios cuyos votos son imprescindibles para que los que mandan sigan en el poder. Solo tienen que pedir algo, y como mucho exigirlo, para obtenerlo. Da igual que con ello se perjudique a otros, porque el que manda, manda.

Prueba de ello son las varias exigencias planteadas por dos comunidades. Implican un trato de favor para las mismas y un mayor coste para toda la nación. Da igual porque sus votos son necesarios para seguir al mando en el sillón, y ante eso no hay nada que hacer.

Pasamos vergüenza, si, los que la tenemos. Los jefes no, porque no se ocupan de esas minucias. Próximamente el fiscal general del Estado se sentará en el banquillo de los acusados del Tribunal Supremo. Totalmente vergonzoso para el país, pero aquí nada. Ver para creer.

Estos días se ha cumplido un año de que el cobarde huido en un maletero, apareció paseándose por la ciudad condal, y hasta pronunció un discurso político en una calle. Si esto nos lo hubiesen dicho antes de que aconteciese, hubiéramos afirmado muy convencidos, que no era posible. Sin embargo, fue muy cierto, muy real. ¿Cómo pudo ocurrir?  Sencillamente, ya lo hemos afirmado en otra ocasión; el escapado se puso en contacto con” cum fraude” y se lo exigió. Quiero esto, si no lo permites durarás menos en tu curul, que un caramelo a la puerta de un colegio.

Nuestro insigne jefe, no se ofendan las personas verdaderamente insignes, no lo dudó y accedió a todo lo que le impuso el prófugo. Posiblemente convencido de que nos hacía un favor, porque ¿que podíamos hacer lo españolitos sin tenerlo a él al frente, dirigiéndonos?

De lo que por desgracia no tenemos dudas es que en nuestro país puede ocurrir cualquier cosa por extraña que pueda parecernos.

La conclusión es que así nos va. Estamos en manos de una pandilla que, imitando a su jefe, solo se preocupan de ellos. Nosotros solo les servimos para obtener a nuestra costa todo lo que desean.

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