Nos dice la historia que un pretendiente hugonote al reino francés se convirtió al catolicismo para poder alcanzarlo, justificando su decisión en que “París bien vale una misa”

Pues bien, nuestro imprevisible “cum fraude” en su afán de estar a la cabeza de todo, aunque solo ha logrado estarlo de lo malo, ha querido equipararse al pretendiente antes citado y se autojustifica sus decisiones y actuaciones en base a que la poltrona bien vale todo.

Ya hemos comentado en diversas ocasiones el narcisismo desmedido de nuestro, por desgracia, jefe. Lo único que verdaderamente le importa es ser portada en la prensa y aparecer en la televisión. El motivo da igual, que lo aplauden, bien, que lo descalifican, bien también. Parece que todos los días, al levantarse, lo primero que hace es planear que hacer para ser figura.

Las consecuencias las pagamos los sufridos ciudadanos que asistimos al desmoronamiento de nuestra nación, pues tenemos muy claro que para permanecer en la poltrona debe asegurar sus patas, y si para ello debe destruir el país, lo hará.

El ejemplo más reciente es la pretensión de la desaparición del delito de sedición. Según el Código Penal lo cometen quienes se alcen «pública y tumultuariamente» para impedir, por la fuerza o fuera de las vías legales, la aplicación de las leyes. Igualmente según la Real Academia consiste en el “alzamiento colectivo y violento contra la autoridad, el orden público o la disciplina militar, sin llegar a la gravedad de la rebelión”. Pues bien, a partir de ahora, quienes realicen tales actos solo serán culpables de “desórdenes públicos agravados”, es decir, de gamberradas excesivas o desmedidas, que posiblemente puedan solventarse con una multa que previsiblemente acabaremos pagando indirectamente todos los españoles.

Naturalmente una de las patas que sostienen la poltrona, los independentistas catalanes están encantados, si aguantan bien de la misma, poco a poco irán consiguiendo lo que pretenden.

Como hay que asegurarse bien y hay que mantener firmes todas las patas, a los etarras y afines les han acercado sus presos. Además la medida comentada también satisface a los anteriores, por lo que puedan hacer en el futuro en su territorio.

Otra ocurrencia de “cum fraude” ha sido lanzar un sello conmemorativo del centenario del partido comunista que, por cierto, parece un mal cromo para niños. Menos mal que, por lo ahora, la emisión ha sido suspendida por una jueza de la capital. Veamos, tan preocupado por estar a la cabeza de Europa, y no se ha enterado que la misma ha equiparado al comunismo y al nazismo, y tiene prohibida cualquier exaltación de esos regímenes. Opinamos que lo sabe muy bien, pero que necesita una tercera pata para su sillón. Como la poltrona bien vale todo, se pasa por el arco del triunfo al continente y a vivir.

Aparentemente le falta un cuarto sostén. Sospechamos que lo tiene en el reino alauita. Esas cesiones unipersonales, sin acuerdo previo del Consejo de Ministros y debate en el Congreso, ¿a qué vienen? Creemos a que, cuando necesite apoyo, es posible que dicho reino nos amenazará con intervenir en nuestras ciudades norte africanas si no se le deja tranquilo hacer lo que quiera como hasta ahora. Además en caso de que las cosas se le pongan mal dadas, se ha buscado un lugar a donde retirarse tranquilamente.

Lo grave de la situación es que mientras siga contentando a los que le mantienen, el país irá de mal en peor, cada día más pobres y más desprestigiados, cosa que le da igual, porque se mantiene en la poltrona.

Spread the love