Después de dos meses de bombardeo continuo de promesas, ofertas, etc., nuestros políticos ya nos dejan respirar tranquilos. Se lo agradecemos sinceramente. A partir de ahora, gobierne quien gobierne en el ámbito que sea, nosotros a disfrutar de las maravillas que todos nos han prometido y que indudablemente nos proporcionarán. ¿Alguien lo duda?
De todos modos el espectáculo sigue y seguirá algún tiempo, y aunque ya no nos marearán de forma directa, si sufriremos los efectos secundarios..
Ahora estamos en la fase de las justificaciones y silencios. Todos dan una serie de razonamientos para explicar los resultados obtenidos, incluso buscando chivos expiatorios cuando no saben que decir, cuando la verdad, que los responsables han sido ellos, es un poco fuerte de admitir. Siguen la vieja táctica de culpar al enemigo externo, exista o no exista.
Los hay que después de desatar una feroz campaña contra alguien, creemos que sin motivo ni razón, además de que no venía a cuento, al ver que indudablemente les perjudicó, pues fue criticada incluso por propios correligionarios importantes, no han tenido la gallardía de reconocer el error y disculparse; hicieron lo del avestruz, esconder la cabeza y esperar que pase el temporal.
Nos referimos al ataque gratuito del jefe morado a un empresario gallego, que si bien hoy es una de las personas más ricas del mundo, empezó de la nada y todo lo logró a base de trabajo; una persona a la que hasta ahora, nadie le ha podido atribuir ninguna irregularidad y mucho menos ningún chanchullo, y eso que suponemos habrán escudriñado con lupa todas sus actividades. ¿Cuál fue su horroroso pecado? Simplemente donar valiosísimos equipos médicos. Podrían preguntarle a la gente que salvará su vida gracias a ellos que les parece. El que tanto se cansó de criticar, podría dar ejemplo y dado que teóricamente se desvive por los desheredados de la tierra, invitar a algún sin techo a dormir en una habitación de su dacha, o por lo menos dejarle instalar una tienda de campaña en su amplio jardín para refugiarse por las noches.
Justificaciones para disfrutar de los sillones las habrá para todos los gustos. El campo de juego es amplio, pues dados los resultados, la formación del gobierno está enlazada con el control de muchas autonomías y ayuntamientos, algunos muy importantes.
Ya han empezado los movimientos y contradicciones,… y lo que nos queda. Menos mal que ya estamos curados de espanto y aquello de “donde dije digo, digo Diego” es algo a lo que nos tienen acostumbrados los padres de la patria.
Las declaraciones que van efectuando los partidos son algo difíciles de entender al menos para el ciudadano medio. Los mismos que ayer pedían puestos en los gobiernos, hoy dicen que tan solo exigen que se acepte su programa. Entendemos que el cambio de opinión es lo que ahora se llama ejercicio táctico, para mandar sin dar la cara; en otros tiempos se llamaba cobardía.
También nos desconcierta que si de verdad van a cumplir su programa, en un gobierno puedan aliarse con unos, en otro se unan a los contrarios de los anteriores, y en un tercero se junten a otros distintos desechando a los demás. ¿Qué pasa? Quizás los programas sean muy moldeables, o puede que “dependan del color del cristal con que se miren”.
Lo único que tenemos claro que ahora ha llegado la hora de la verdad a nuestros políticos, la hora de retratarse y dejar de comportarse camaleónicamente. El viejo dicho “Paris bien vale una misa” no justifica ningún tejemaneje ni componenda con tal de llegar al poder.
Políticos, analicen por que están, en general, tan mal valorados.
