Por desgracia para nosotros, este país se puede calificar con parte de las acepciones que la Academia da a tal palabra, como ridículo, extravagante, irregular, de mal gusto, etc.
Claro está que como quienes nos sentimos ofendidos y dañados somos los ciudadanos, qué más da, al mal tiempo buena cara. Aun así, nos recomiendan que estemos tranquilos, pues ya sabemos, “si no quieres caldo, tres tazas”.
Como ya nos vamos acostumbrando, que remedio hasta que todo salte, no nos extraña que el Consejo General del Poder Judicial haya advertido que los veinte tipos de familias previstos en la nueva ley sobre las mismas, no se amolda a la Constitución, pudiendo generar “confusión, inseguridad jurídica y desigualdad”. Lo peor del caso es que parecer ser que sus promotores no se han enterado de la opinión de dicho órgano, y siguen adelante con su propuesta. Posiblemente sea que no entendemos sus intenciones, por lo que continúan con su proyecto. Desde nuestra ignorancia les preguntamos, si hay alguna familia que puede integrarse en dos o más de las previstas, ¿lo echa a cara o cruz?
No se toman a mal que una ministra se gaste varios miles de nuestros euros para arreglar la cocina que tiene prestada. Comprendan que es para el bien de la persona que trabaja en ella, pues sospechamos que pocas veces lo hace la titular.
Igualmente comprendamos que si altos cargos, a pesar del sueldo inmerecido que a muchos les pagamos, se acogen a bonos y ayudas del gobierno, en muchos casos cantidades escandalosamente ridículas en comparación con sus ingresos, no es porque sean avariciosos y quieran chupar hasta el último euro, sino que lo hacen con la mejor de sus intenciones para así comprobar la corrección de los correspondientes trámites administrativos.
Como para todos esos gastos, y muchos otros que podíamos enumerar hace falta dinero, el desgobierno se ha propuesto superar este año el record recaudatorio del pasado. El método para lograrlo es muy sencillo, impuestos al trabajo y reforma de las pensiones. Desde luego también podría hacerlo suprimiendo los gastos disparatados e inútiles que realiza, pero claro, eso son palabras mayores, no se van a privar de sus lujos, sus caprichos y de su tren de vida.
La expresidenta de un partido independentista catalán y del Parlamento de la Comunidad ha sido condenada a pena de cárcel, pero el propio tribunal que la condenó ha solicitado su indulto. Magnifico, esperemos que a todos a los que se les condene por algo similar, el propio tribunal también lo pida, pues tenemos entendido que la justicia es igual para todos. En nuestra modesta opinión, el hecho comentado no es más que un paso más preparando el terreno para cuando el fugado de Waterloo se le antoje volver a nuestro país, pueda hacerlo con la tranquilidad de que simplemente tenga que declarar ante un juez y asunto concluido.
Estos días hemos estado huérfanos. Nuestro irrepetible, para su satisfacción personal, “cum fraude” ha estado de viaje en China. Nos preguntamos a que ha ido.
Solo se nos ocurre que, a descansar, pasear, conocer el país, en otras palabras, de turista. Curándose en salud, por si hay críticas, ha prohibido la asistencia a algún medio de prensa de nuestro país, pues “vale más prevenir que lamentar”.
Lo que si es cierto es que no nos explicamos el motivo de un viaje a un país, para el que somos un cero a la izquierda, y en el que su penosa oratoria no le va a valer para nada. Es más, teniendo en cuenta lo avispados que son los chinos, posiblemente le hagan comentarles muchas cosas que no debería.
En definitiva, nuestro desgobierno es un esperpento, que no le importa dejarnos a la altura del betún.
