Como “no hay dos sin tres” no nos puede extrañar que después de la Ley de Memoria Histórica, y la Ley de Memoria Democrática, ahora vayamos a tener una Ley de Memoria Histórica y Democrática en el País Vasco. Entendemos que esta última será, para el ámbito territorial en que se aplicará, mucho más completa que las dos anteriores, puesto que como su propio nombre indica contempla la historia y la democracia.
Hasta aquí aparentemente todo perfecto. Otra ley con supuestamente indudable sentido pedagógico, que nos va a instruir en la gran verdad de lo que realmente aconteció en nuestro país. Quizás las necesitemos pues, según algunos, nos han mentido descaradamente durante muchos años.
Sin embrago hay algunos aspectos que no acabamos de comprender. Si mal no tenemos entendido la memoria es según la Real Academia “la facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado”. En consecuencia, si nos imponen por ley una memoria, tenemos que deducir que nos consideran disminuidos psíquicos, a los que nos tienen que decir que ha pasado y como ha pasado. ¿Debemos estarles agradecidos?
Estamos de acuerdo en que en todos los países se gobierna mediante leyes, que hay que acatar, y cuyo incumplimiento acarrea unas responsabilidades. Pero una cosa es regular la convivencia, que sin duda es necesario y otra muy distinta imponernos que pasó y como pasó.
Todos los gobiernos, por mucho que lo nieguen, implantan leyes acordes con su ideología, es lógico, pero no tienen la desfachatez de denominarlas “de memoria”. ¿Cuál es la razón de proceder así? Quizás consideren que los ciudadanos no tenemos cerebro, cosa que les alegraría a muchos, pero se equivocan. Lo tenemos y por eso, sobre todo los que alcanzamos cierta edad “no comulgamos con ruedas de molino”.
Por desgracia en nuestro país pasaron muchas desgracias, valga la redundancia, pero los causantes fueron de todos los colores y las sufrimos todos, eso que quede muy claro.
Por la anterior razón nos parece inaceptable que la ley vasca vaya a tratar únicamente, según las informaciones publicadas, de las víctimas del régimen anterior, desde el comienzo de la guerra hasta la llegada de la democracia.
Lo dicho nos induce a llamar a estas leyes de “desmemoria”, pues a quienes las elaboran y aprueban parece fallarles mucho la facultad de recordar. Si tenemos en cuenta que los asesinatos de la banda terrorista vasca fueron muchos más una vez instaurada la democracia que en los años anteriores, pero de eso no se trata ¿qué podemos pensar? Simplemente que se ríen de nosotros.
No es de extrañar si tenemos en cuenta que “cum fraude” ha asegurado que “no hemos gobernado con HB Bildu, solo pactos puntuales en leyes concretas”, cuando es notorio que está sus órdenes.
Estos días ha sido criticado en algunos sectores que un antiguo torero haya alcanzado un puesto político importante en una comunidad, olvidando que actualmente es licenciado en derecho. ¿Cuantos altos cargos actuales, incluidos ministros no tienen titulación universitaria alguna? De eso no protestan. Lo único que ha faltado es que lo acusasen de asesino de toros, olvidándose de los asesinos de personas que también tienen cargos, claro que estos son de otros colores que no dañan a su vista.
La conclusión que sacamos es que tratan, por todos los medios, de aplastarnos con su apisonadora ideológica, pero les advertimos que a no ser que nos amordacen a todos, cosa imposible, no lo conseguirán.
