Hubo un dirigente español que, al parecer, su gran preocupación era dejar todo “atado y bien atado”. Como “todo se copia menos la hermosura” tenemos actualmente un guía que se está esforzando al máximo para dejar todo “desatado y bien desatado”.
Lógicamente nos referimos a “cum fraude” y tenemos que reconocerle que está logrando éxito en su empeño. Ya dijo hace años un correligionario suyo, a este país no la va a conocer ni la madre que la parió. Lo que son las cosas adivinó lo que, si no lo remediamos las personas que aún nos queda sentido común, posiblemente pasará.
Desatado y bien desatado en todos los sentidos.
Territorialmente cada vez nos parecemos más a una confederación de territorios que compiten entre sí, para ser el cabecilla que marca la pauta a los demás. Por lo que se ve, la historia se repite, y vamos camino de unos nuevos reinos de taifas.
Pertenecemos a diversas organizaciones internacionales, muchas de las cuales no se sabe realmente para que valen, salvo para que sus figurantes se luzcan un día sí y otro también, pero utilidad para nosotros, ninguna. Con frecuencia lo único que traen son enquistamientos entre diversos grupos. Favorecen el desatado.
En cuanto a nuestro sistema legislativo, ¿qué podemos decir? Lo que hoy es un delito mañana puede no serlo, con lo que sí es razonable, estamos de acuerdo. Lo grave es que las modificaciones no se basan en cambios de criterios con vistas al bien común, sino que las dictan conveniencias particulares de personas en función de sus intereses privados.
No se para de buscar enfrentamientos y divisiones más o menos disimuladamente. Tenemos el ejemplo de la última visita de un mandatario hispanoamericano. Pocos días antes de venir, durante un discurso en su país, bien publicitado, se dedica a atacar a España. Nos acusa, mintiendo, de todo lo que se le ocurre. Eso lo hace con otro país, que mantenga su dignidad, e inmediatamente se le anula el viaje. Aquí no, al contario se le recibe con todos los honores, y se le concede una de las más altas condecoraciones posibles. El fallo fue que nadie que la tiene, meritoriamente ganada, no cogió y la devolvió por ser ofensivo para él, el que se la concediesen a esa persona. Para colmo de desfachateces, se le recibió en el Congreso con todos los honores. Solo hubo un partido que hizo lo que debieron hacer todos, coger, levantarse e irse. No se puede permitir que se trate así a un individuo que pocos días antes nos atacó a todos los españoles.
Días pasados, con motivo de la fiesta de la capital, un ministro intenta colarse a un sitio de honor, pero la encargada del protocolo se lo impide, por razones del mismo. ¿Qué podría pretender? Suponemos que salir en la foto, a lo que, copiando a su insigne jefe, son cada vez más aficionados nuestros ministros. También sospechamos que quizás provocar un incidente con lo que arruinaría la fiesta. Sí, no les extrañe. El jefe o ex jefe de los morados parece ser que ha dicho que debía de haber dado órdenes a su equipo de seguridad para que forzasen conseguir lo que quería. Ello podría haber provocado un choque grave, pero da igual, se podría echar la culpa a la oposición, que es lo importante. El caso es que haya lío.
Esperemos que a “cum fraude” y sus acólitos no les salgan bien sus tretas y que, de una vez por todas, por el bien de la nación, desaparezcan cuanto antes de nuestro horizonte. A nosotros nos espera una ardua tarea, que es recomponer lo que dejaran “desatado y bien desatado”, que no dudamos lograremos, pues siempre hemos sido un pueblo que ha sabido sobreponerse a las dificultades.
Españoles, no tengáis temor alguno, por mucho que algunos traten de impedirlo, volveremos a ser un país digno
