Es lo único que se nos ocurre decir al leer una nueva medida que va a adoptar el desgobierno. Desde luego nos confirma que, para el citado, hay españoles de primera y segunda categoría, aunque nos tememos que la lista sea más larga.

Según parece la Ley de Atención al Cliente, que está preparando el desgobierno, exigirá que las que califique como grandes empresas, deberán atender al cliente, si este lo solicita, ya sea en forma escrita u oral, en catalán.

Lo primero que se nos ocurre pensar es que estamos ante una exigencia más del separatismo catalán, ante la que “cum fraude” bajará la cabeza para asegurarse que sus posaderas puedan seguir en el curul.

Los catalanes tienen todo nuestro respeto, creemos que la gran mayoría son honestos y decentes, pero han tenido la desgracia de caer en manos de unos desalmados que lo único que buscan, escudándose en todo el pueblo, es su bien personal.

El huido como una rata en un maletero vive estupendamente, ¿a costa de quiénes? Mientras tenga en Madrid a alguien que esté a sus órdenes todo perfecto. Pero ¿si eso se acaba?  No olvidemos que la alta burguesía separatista catalana ha dado, ya hace muchos años, una imagen de lo que pretende. Simplemente recordaremos que Barcelona fue la ciudad española que más se opuso, hasta el último momento a la abolición de la esclavitud. 

Hay en nuestro país otras regiones con muchos más fundamentos y derechos para exhibir méritos, que sin embargo coexisten pacíficamente con todas las demás sin exigirles nada.

Tenemos, por ejemplo, a Galicia. Muchos siglos antes de que existiera Cataluña, ya había el Reino Suevo de Gallaecia, el primer estado como tal que hubo en Europa después de la caída del Imperio Romano. Los gallegos no vamos presumiendo de ello, ni tratamos de imponernos en ningún sitio. ¿Se imaginan que ocurriría si ese primer estado hubiese sido Cataluña? Los gallegos, aunque a algunos les moleste, tenemos hasta un dios propio, el dios Breogán, cosa que creemos no puede decir ninguna otra región de nuestro país. 

Si los independentistas separatistas catalanes tuviesen un dios catalán, seguro que tratarían de imponerlo en toda España, y la iglesia estaría en trance de desaparecer, porque todo lo que nos dicen los evangelios es mentira.

Lo expuesto es lo que nos lleva decir que lo que pasa en nuestro país es impresentable. Tenemos un teórico presidente del gobierno que solo es teórico, para aparecer en las fotos y soltar discursos en los que en definitiva no dice nada, pues el verdadero presidente es una persona que vive cómodamente fuera de nuestras fronteras, sabiendo que en España se hará lo que a él le dé la gana.  pues dada la situación es imprescindible, por el momento.

Ante esta situación, ¿qué hacemos los ciudadanos? Lo hemos dicho muchas veces, aguantar y listo. Seguimos el viejo dicho de “al mal tiempo buena cara”.

Toda esa gente que está en el poder, ya sea dando la cara o tras un tupido velo, que son los más peligrosos, está a lo suyo, y no a lo de todos, como es su obligación. Si nuestro país desaparece, Dios no lo quiera, serán los primeros en lamentarse hipócritamente

Ante esto solo tenemos una salida, lo hemos dicho muchas veces.  Es imponernos como pueblo, y confiar el gobierno a quienes, de verdad, sin falsas patrañas, miren por nosotros. A aquellos que para ellos seamos lo primero, ante todo y, sobre todo De lo contrario estaremos en las mismas.

Queridos conciudadanos nos toca decidir, y no es una cuestión baladí, sino de supervivencia.

Decidamos de una vez.

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