Aunque se doloroso reconocerlo, debemos decir que este país apesta por todos los lados. Lo más indignante del caso es que quienes sufrimos las consecuencias somos los ciudadanos del montón. Nuestros políticos, muy especialmente los de cierta ideología, viven tan tranquilos, es más, nos atrevemos a decir que disfrutan con la situación, porque así están a toda hora en el candelero, que es lo que les va, más «que a un tonto unos cromos» (perdón por la expresión), muy especialmente a uno de ellos.
Salvo honrosas excepciones, cuando uno lee la prensa o escucha un telediario, parece que nos están narrando un campeonato sobre quien dice mayores tonterías o propone lo más descabellado.
Lo peor no es eso, sino que en cuanto algo les roza todo son balones fuera, pero sin dar la menor explicación convincente de lo que pasa.
En estas circunstancias no es de extrañar que muchos opinemos que nuestro desgobierno apeste a deshonestidad y antidemocracia.
Sin ir más lejos, como una política de un partido contrario ha anunciado que, en sus ruedas de prensa, cualquier periodista podrá preguntar libremente lo que quiera, dos destacados políticos gubernamentales se han escandalizado porque según ellos, eso es promover el desorden y el ruido mediático, cuando lo que debía es velar por la calidad informativa. ¿Contra qué va el derecho a la libre información? Teníamos entendido que es un derecho esencial en toda democracia, pero por lo que parece estamos equivocados.
Dado lo expuesto no puede extrañarnos que una muy importante ministra del desgobierno afirme que el mismo es el más estable de Europa Al oír tales cosas nos quedamos estupefactos. O somos tontos o nos quieren tomar por tales. No se puede afirmar, bajo ningún concepto, que un gobierno que depende en todo momento, para lo más mínimo de varios partidos muy minoritarios, que aprovechan la menor ocasión para exigir contrapartidas muy importantes, que solo favorecen sus intereses particulares como partido, sea estable. No cabe en ninguna cabeza con sentido común.
Parece que el no gobierno tiene preparada una próxima reforma legislativa, consistente en cambios en la ley de protección del derecho al honor dentro del Plan de Acción por la Democracia. En principio nos parece bien, pero nos hacemos unas preguntas, ¿saben lo que es el honor?, ¿saben lo que es democracia? Opinamos que les queda mucho por aprender antes de meterse en tales reformas, a no ser que sea, como sospechamos, otra cortina de humo para tapar sus verdaderas intenciones. De tener nosotros razón, ¿quiénes serán los perjudicados? Ya se lo pueden imaginar, nosotros mismos. Lo único que nos va a faltar es que nos prohíban dudar del honor y la honestidad de ellos, pero tranquilos, que a este paso todo se andará.
En definitiva, mantenemos que nuestro querido país apesta, se mire por donde se mire, y lo verdaderamente doloroso es que quienes tenemos que aguantar todo somos los ciudadanos, los que menos o ninguna responsabilidad tenemos en todo lo que pasa,
Sin embargo, para ser totalmente sinceros, cosa que pretendemos, pues de lo contrario estaríamos aproximándonos a nuestros no queridos dirigentes, los ciudadanos si tenemos una responsabilidad en que España apeste, que radica en que nos quejamos, pero ahí queda todo. Ya es hora de que hagamos algo más, algo contundente para que se den cuenta de que o cambian totalmente o tendrán que elegir entre la cárcel o desaparecer silenciosa y rápidamente.
Creemos que nuestra postura es muy clara y hasta les dejamos elegir luego no se quejen,
