Ya saben, ……… no entran moscas. Damos por supuesto que la mayoría de los lectores habrán oído y empleado este refrán, que como todo dicho popular es producto de la experiencia de muchos años. El que tratamos ahora se ha transmitido de generación en generación durante siete siglos.
Nosotros lo traemos aquí porque a pesar de su antigüedad, parece ser que hay personas que no lo han oído, o por lo menos no lo practican. ¿Razones? No las sabemos. Puede ser producto de su ignorancia, de su auto concepto de superioridad, de considerar todo lo popular como poco menos que basura que no tiene sitio en el mundo superior al que nos llevan, etc.
¿Quiénes son las personas a las que nos referimos? Principalmente los políticos, pues salvo raras excepciones no son capaces de tener la boca cerrada. El caso para ellos es hablar, salir en las noticias. Si dicen sin sentidos o tonterías, lo mismo que si mienten, ya lo arreglarán a posteriori, incluso echando mano del ridículo y lo ofensivo, porque en realidad implica tratar de tontos a la gente, yo no miento, solo cambio de opinión.
Efectivamente, si analizamos las declaraciones, manifestaciones, etc. de nuestros políticos, repetimos la mayoría, tanto en público como en lo que podríamos denominar circuitos privilegiados, nos entra en gran deseo de decirles, cierra la boca que calladito estás mejor.
Cuando oímos lo que dicen y de lo que se pavonean, muy seriamente, quedamos desconcertados. Lo primero que se nos ocurre es que, aunque teóricamente están hablando a personas, ellos deben pensar que lo están haciendo a una masa de borregos descerebrados que tragan con todo lo que les digan.
Tanto es así que cada vez nos convencemos más de que eso es lo que somos para ellos. Unos seres vivos que estamos a su servicio, por lo que debemos hacer todo lo que nos dicen, sin protestar claro está. El que lo haga solo es un vil buscapleitos, que busca potenciar enfrentamientos, para así perjudicar a la mayoría, pero echándole la culpa a ellos.
Lo más grave aún, es que esta manera de comportarse de los citados va en aumento. Cada vez hay que tener más tragaderas para aguantar con sus cuentos.
Los escándalos surgen por todos los lados, seguidos de sus correspondientes desmentidos, apareciendo inmediatamente los desmentidos de los desmentidos, y así sucesivamente. Lógicamente como mucho tan solo uno será cierto, puesto que se contradicen entre sí, ¿y el resto?
El afán de protagonismo pierde a nuestros políticos. Nosotros, modestamente, vamos a darles una idea. Deberían de constituir una compañía de teatro, en la que los papeles se atribuyesen por sorteo o por orden rotatorio. De lo dicho quedaría excluido “cum fraude” pues su indudable, por demostrada, maestría, genialidad y méritos le permiten auto atribuirse el primer puesto del cotarro.
Estas son las condiciones en que se vive en nuestro país, una minoría privilegiada disfrutando y una mayoría aguantando y apechugando con todo para que las estrellas resplandezcan
Son tan inconscientes y están tan metidos en su papel, hablar, hablar y hablar, que no se paran a pensar (quizás sea exigirles demasiado), que todo en este mundo tiene su fin, y que todos, de una manera u otra, rendiremos cuentas.
Llegará un día, esperamos y deseamos que cuanto antes mejor, que a estos que ahora su principal ocupación es hablar, les cierren la boca y solo les dejen abrirla para dar explicaciones convincentes de sus actuaciones.
Ese día que si nos gustaría que hablasen no lo harán, porque no tendrán nada decente y racional que decir.
