Efectivamente, aunque les cueste creerlo, desgraciadamente es una gran verdad. Quizás prefieran que se lo digamos de otra manera, somos menos que un cero a la izquierda. En cualquier caso, implica lo mismo, que no pintamos nada en nuestro país.

Ya sabemos que la mayoría de nuestros políticos, en especial aquellos que con su actuación nos dan la razón, seguramente dirán que con comentarios de este tipo lo único que hacemos es socavar la estabilidad de nuestro país, y consecuentemente perjudicarlo, a la vez que suponen un ataque injustificado a los ímprobos esfuerzos que hacen todos los días en la búsqueda de nuestra prosperidad.

Sin sentirlo, no somos unos hipócritas, nos reafirmamos en nuestras reflexiones, pues nos sobran pruebas para creer que estamos en lo correcto.

Ciertamente a nuestros representantes los hemos elegido nosotros, pero en base a unas promesas de lo que iban a hacer, y hasta es posible que seamos muy tontos, no hemos tenido en cuenta lo que nos dice desde hace mucho tiempo la sabiduría popular, “que del dicho al hecho va un trecho”

Un principio básico de una democracia es la igualdad de todos ante la ley.

 Según parece, por exigencias de los independentistas de la comunidad catalana, las empresas que retornen a la misma, que por cierto habían escapado ante el panorama que se temían si los citados tomaban el poder, serán recompensadas con subvenciones. Ello quiere decir que con dinero de todos los españoles se pagarán las imposiciones de los independentistas. ¿Por qué no se lo pagan ellos puesto que va en su beneficio particular? Viva la igualdad.

Por otra parte, también pretenden que las empresas que renuncien a volver sean sancionadas, lo que no solo va en perjuicio de las mismas, sino en un detrimento de todos los ciudadanos por un previsible incremento de precios  para resarcirse de la sanción. Siga viviendo la igualdad.

En definitiva, unos las hacen y de una manera u otra pagamos los demás, pero todos somos iguales ante la ley.

En aras a crear un estado catalán, cuyo coste pagaremos todos, y que el simulacro de gobierno que tenemos está permitiendo a cambio de sus votos para subsistir, los independentistas tratan de retorcer el artículo 150.2 de nuestra Constitución, para hacerse con el control del tema poblacional, pasándose por el arco del triunfo lo que establece muy claramente, sin lugar a dudas, el 149.1. 2º de la misma.

Si lo logran, si consiguen que les traspasen, entre otras, las competencias en materia de inmigración, la Policía Nacional prácticamente desaparecería de la comunidad, dado que realmente la competencia en materia de extranjería es la única que les queda.

Hay rumores de que también quieren el control de la frontera. No hay que ser muy listos para saber lo que ello supondría, y lo que nos preocupa es el hecho de que hasta ahora están consiguiendo, más temprano o más tarde todo lo que quieren. ¿Qué hará “cum fraude” si le ponen en la tesitura de ceder ante ellos o ceder su sillón? La respuesta es obvia.

En estas circunstancias no les extrañe lo que dijimos al principio de estas reflexiones. Los que mandan a los ciudadanos nos consideran como títeres en un teatro de marionetas, ahora para aquí, ahora para allí., y siempre callados si no queremos que aparezca el muñeco de la estaca.

Nosotros repetimos una vez más que la culpa es solo nuestra por aguantar. Buenas personas somos, pero tontos no y todo tiene un límite que hace tiempo han sobrepasado. Es hora de actuar.

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