Un viejo refrán español dice que “no hay mejor sordo que el que no quiere oír” Asegurando nuestro total respeto hacia las personas con problemas auditivos, creemos que es una gran verdad, pues solo hay que observar lo que pasa en nuestro país.
Efectivamente nuestros gobernantes, encabezados por su glorioso líder, deben de estar “más sordos que una tapia”. Es evidente que un gran número de nuestros conciudadanos, aseguramos que una gran mayoría, están en desacuerdo con las medidas que están tomando, pero ellos tranquilos. Ya saben “si no quieres caldo toma dos tazas”.
No entienden o, mejor dicho, no quieren, porque no les conviene, entender que cuando decimos no, es no.
Llevamos así varios años, desde que “cum fraude” se apropió del poder. Nunca mejor dicho, porque se comporta como si el citado fuese suyo y solo suyo.
No oye, o no quiere enterarse de todas las opiniones denunciando sus medidas políticas. No solo eso, tampoco se entera de las manifestaciones en su contra. De lo contrario cambiaría su manera de actuar, cosa que ha demostrado le cuesta muy poco, ya saben, yo no miento es que he cambiado de opinión.
La última de sus barrabasadas que hemos sufrido ha sido entregarles el gobierno de una importante ciudad, en otras palabras, dar un golpe de municipio, a favor de los herederos de los etarras, a cambio de su permanencia en el poder.
Actuaciones como esta las sabe hacer muy bien. De lo contrario ¿cómo se mantiene dónde está? Todos lo sabemos, ha comprado el puesto a los enemigos de la patria, sin importarle lo que ha tenido y todavía tendrá que dar.
Decimos esto porque somos conscientes de que sus compradores, porque lo han comprado, saben muy bien de su gran debilidad, ser una figura, a cambio de lo cual, dará todo lo que le pidan, por lo que no deberemos extrañarnos cuando conozcamos más concesiones insólitas.
El pueblo está cansado de decirle por activa y por pasiva que no, hasta ahora pacíficamente, pero el sigue “impasible el ademan”. Perdonen que utilicemos una estrofa de un himno fascista, pero creemos que es la frase más adecuada para describir su actitud.
De seguir así, y por desgracia creemos que seguirá hasta que no se le eche, democráticamente por supuesto, debemos preocuparnos no por hechos que pueden ocurrir, sino por como los resolverá.
Supongamos que un grupo de personas, o unos cuantos amiguetes para divertirse, dan un golpe de estado. Si les sale bien, hay otro gobierno y asunto concluido. Pero, ¿si les sale mal? Lógicamente, si no son ratas de maletero, serán detenidos. Pero entonces se plantea una cuestión muy lógica y elemental. Si quien gobierna es justo y equitativo tendrá que amnistiarlos, igual que van a hacer con los golpistas catalanes. No olvidemos que todos somos iguales ante la ley, al menos eso pregonan. ¿Lo harán?
Nosotros dudamos mucho que lo hicieran, aunque creemos que sería justo, porque nos toman “por el pito del sereno”. Para ellos solo somos una masa que es buena si es obediente y calla.
Quizás toda la culpa de lo que pasa es nuestra porque no sabemos expresar con total convicción lo que queremos. Tenemos un gobierno progresista que se sacrifica para llevarnos a un paraíso proletario; aunque ellos vivan en un status de alta burguesía, lo hacen para conocer y sufrir en sus carnes los males de la misma y así poder evitar que nosotros caigamos en ellos.
Lo malo es que nosotros somos tozudos y seguimos con que no es no.
