No lo dudemos, como decimos en cierta esquina de nuestro país, esto “vaise ao carallo”. Suponemos que a nadie le molestará la expresión, solamente utilizamos una lengua cooficial, y dado que a los diputados se les permite, nosotros no vamos a ser menos, porque todos los españoles somos iguales ante la ley, ¿o alguien lo duda?
España es actualmente como un castillo de naipes, que al menor soplo se viene abajo. Es doloroso, pero es la triste realidad, nos guste o no nos guste.
Lo más sangrante es que todo es consecuencia de las ansias de un personaje por pasar a la historia. Desde aquí le decimos que no se preocupe, que ya ha entrado en ella, como el mayor desastre para nuestra nación.
Efectivamente, ya ha logrado el palmarés de ser el peor dirigente que recordamos haber tenido. Pero para más inri, no el peor por malo, sino por perjudicial. Antes yo, ahora yo y siempre yo, este es su lema.
La verdad es que gran parte de la culpa la tenemos los ciudadanos, por no echarlo, aunque sea a patadas, y dejar que se auto glorifique, en lo que ha demostrado no tener límites, delante de un espejo.
Le gusta tanto dar la nota que no pierde ocasión. Con motivo de la jura de la princesa heredera, tocan el himno nacional, y mientas todo el mundo se pone en posición de firmes, a él solo le faltó estar con las manos metidas en los bolsillos. Una vez en el hemiciclo “se confundió”, y estuvo a punto de sentarse en una de las cuatro sillas que había en la tribuna, que el sentido común decía para quien estaban reservadas.
Durante el desfile, al pasar la bandera nacional todo el mundo inclinó la cabeza, en señal de respeto, menos él. Es chocante, cuando estuvo con el presidente de la comunidad catalana, al pasar por delante de la bandera de la misma, se cuadró e inclinó respetuosamente la cabeza. Está claro que no todos somos iguales.
Es indudable que está tragando con todo lo que le exigen los independentistas. Concederá la amnistía, no solo al traidor, golpista, cobarde y huido, sino también a todo al que se lo exijan, como a un expresidente catalán y su familia. Por otra parte, tragará con la exigencia de que haya un relator de los acuerdos que alcance con esos enemigos de España, lo que es una humillación total para la misma. El referéndum se celebrará, bajo ese nombre u otro que se le ocurra, como consulta, indagación de deseos, etc. No dudemos que les perdonará la deuda, quince mil millones de todos los españoles, que los independentistas se han gastado en mantener al traidor en un palacete en Waterloo, en montar simulacros de embajadas en donde han querido, etc. Lo hará, a pesar de que la ministra de Hacienda aseguró, hace poco más de una semana, cuando la preguntaron por la condonación de la deuda que “el PP se lo inventa”
Como “a río revuelto ganancia de pescadores”, parece ser que los presos de ETA exigen a nuestro insigne dirigente la libertad de setenta y siete compañeros y el libre regreso de los fugados, todo ello en base a la consolidación de la convivencia que todos deseamos.
Ante semejante panorama solo podemos decir que nuestro país se desmorona. No solo ya no somos ni sombra de lo que fuimos, sino que vamos en camino de desaparecer como tal. Es doloroso, pero es lo que se avecina, a no ser que reaccionemos, plantemos cara y digamos eso no. Creemos que si lo hacemos ganaremos. Esos personajes que solo miran su bien particular, son los más cobardes cuando tienen que enfrentarse a la verdad, a las consecuencias de sus actos.
Si nos lo proponemos no todo está perdido.
