Efectivamente así es. En este mes en el que acabamos de entrar, los españoles nos jugamos mucho. Seamos conscientes de ello y no nos dejemos embaucar por palabrería barata. Los políticos nos ofrecerán a cambio de nuestro voto todo lo que se les ocurra, pero luego solo nos darán lo que a ellos les convenga.
Que los ciudadanos cada vez les importamos menos a los gobiernos, si bien es cierto que a unos más que a otros, es evidente, tanto a nivel nacional como internacional.
El hecho es incuestionable incluso a nivel mundial. ¿Quiénes manejan realmente los hilos de los organismos mundiales? Desde luego no los que figuran a su frente y dan la cara a cambio de jugosos privilegios.
Así, por ejemplo, parece que el Foro Económico Mundial aboga por la eliminación del setenta y cinco por cien de los vehículos para mitad de siglo. Ya saben, la contaminación. Lógicamente solo podrán mantenerlos gentes con rentas muy altas, a los cuales pagar posibles impuestos por fuertes que sean les traerá sin cuidado. Es por nuestro bien. Sin embrago los que se mueven en esos foros no han dado ejemplo renunciando a continuos vuelos privados que contaminan mucho más. En España tenemos un buen ejemplo.
Ciñéndonos a nuestro país, entramos en un período de representaciones teatrales en el que no debemos extrañarnos de nada por insólito que nos parezca.
Así una muy importante alta carga, en una actuación insólita, afirma que “la mayoría de la población no tiene problemas para seguir pagando el alquiler”. Una de dos, o estaba jugando a engañabobos, o entrenándose para cantar “vamos a contar mentiras”. Hay una tercera opción, que disculparían sus palabras porque serían consecuencia de una inocencia absoluta, y es que crea que la mayoría de los españoles ingresan lo mismo que ella.
Entre lo que puede pasar también está que tengamos que pagar por utilizar las autovías. Una manera suave de eliminar la circulación. ¿Quiénes saldrán beneficiados y quienes perjudicados?
Quizás, para que no nos preocupemos por lo que pagamos, porque en verdad somos el pueblo el que ponemos la pasta, es por lo que “cum fraude” hace lo imposible para que no tengamos conocimiento de cuánto gasta el palacete de todos en el que vive, en luz y gas. Tampoco podemos saber cuanto le pagamos para su cesta de la compra, porque parece ser que no existe un registro para tales gastos. ¡Asombroso! ¿En que se ocupan sus más de setecientos asesores? Creemos que decirnos al pueblo en que se emplea nuestro dinero es muy importante, al menos para nosotros. Por lo que se ve, para él, desde su egocentrismo son menudencias.
Como todo puede pasar, resulta que “cum fraude” no puede mostrarnos la carta mediante la cual le cedió la soberanía del Sáhara al reino alauita. Lógicamente la duda surge, y nos preguntamos si realmente existió o si desde el país vecino se la pusieron delante y él se limitó a asentir. Como somos malpensados, al menos tenemos la decencia de reconocerlo, nos inclinamos por lo segundo. Cuando reluzca la verdad es capaz de intentar quedar como una víctima por el país, alegando que le amenazaron con un conflicto bélico si no la aceptaba.
En cualquier caso, ya vamos entrenando. El gobierno catalán ha firmado un acuerdo con la Liga Árabe para “promover el árabe entre las nuevas generaciones”. Mientras persiguen el español en dicha comunidad, permiten ciento treinta escuelas donde se imparte el programa de lengua árabe y cultura marroquí.
Lo dicho, estemos preparados, todo puede pasar, y claro está será con el único fin de hacernos felices, porque nosotros no sabemos cómo serlo.
