Así calificamos a la situación en que estamos. ¿Qué puede pasar?, ¿Qué no puede pasar? Por mucho que pensemos, a los españoles nos es difícil aventurar una respuesta. El caso es que de lo que pase o no pase depende nuestro futuro, que puede ser el poder recuperar nuestra esencia y nuestros valores, o el que nos hundan en otra etapa en que los anteriores estén poco menos que proscritos.

Lógicamente nos estamos refiriendo a lo que acontezca en una fecha clave, el penúltimo domingo del próximo mes.

Naturalmente estamos muy preocupados. Llevamos unos años aguantando con todo lo que nos echan, dando muestras de paciencia, de templanza. ¿Para qué? Para nada, para que cada día nos vaya peor.

Las aventuras, creemos que es el nombre más apropiado, que nos cuentan “cum fraude” y compañía no se las creen ni ellos, pero nosotros tenemos que asentir y tragárnoslas. Para los que nos gobiernan somos buenos ciudadanos si tragamos con todo, si nos aborregamos.

Por cierto, no hemos leído la reciente Ley de protección de los derechos y el bienestar de los animales, pero sospechamos que ellos, como seres vivos, quizás tengan más derechos que nosotros, al menos vivirán más relajados, pues por razones obvias no podrán estar tratando de lavarles el cerebro todos los días como a nosotros.

Estamos en unas circunstancias en que todo puede pasar, cualquier cosa se puede esperar. Los partidos están muy ocupados en pelearse entre ellos, en ponerse la zancadilla siempre que puedan, pero comprendamos, todo lo hacen por nuestro bien.

Los partidos que teóricamente son de derechas también mantienen sus juegos y sus incógnitas. Quizás sea para no dar indicios a los contrarios, es posible, pero la verdad es que nos tienen un tanto intranquilos, porque en ciertas ocasiones también juegan con nosotros.

De los de izquierda, ¿qué vamos a decir? Son una constante ignominia para los ciudadanos. Fieles seguidores de “primero yo, después yo y finalmente yo”, tratan de despellejarse unos a otros, no solo eso; también dentro de sus facciones e incluso individualmente unas personas a otras.

No queremos ser pájaros de mal agüero, pues los verdaderos perdedores seríamos los ciudadanos, pero la izquierda se comporta igual que hace noventa años, y ya sabemos a qué nos llevó. Ingenuamente nos preguntamos quiénes “pagaron el pato”, porque gran parte de sus dirigentes pudieron vivir magníficamente en el extranjero

Lo comentado nos lleva a tener que darle la razón a Groucho Marx cuando dijo” la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”

Recientemente un alto cargo en la comunidad madrileña ha soltado una auténtica estupidez y tan tranquilo. Cuando se lo recriminaron se escabulló diciendo que había sido mal interpretado, que lo que quería decir era otra cosa. Da igual. El problema para él y los suyos es que nos hace pensar, cosa que no les gusta.

“Cum fraude” pide unos debates cara a cara con el principal opositor. ¿Para qué? Suponemos que, para intentar lucirse en la tele, cosa que a él le gusta mucho. Dado que en los que tiene en el Congreso contesta hablando de todo menos de lo que le preguntan no podemos pensar otra cosa. Como tenemos “la mosca tras la oreja” quizás lo que pretende es provocar sutilmente a su oponente, que este cometa el fallo de exaltarse y entonces él quedar como el bueno y ejemplar.

Españoles, para nuestra desgracia, seguimos en el suspense.

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