En las bodas católicas eso es lo que les dice el sacerdote a los contrayentes, que estarán unidos hasta ese momento. No sabemos si en nuestro desgobierno hay católicos, tampoco nos importa, pero lo que está claro es que los haya o no, todos asumen dicha advertencia, y permanecerán unidos, contra viento y marea, hasta que la muerte política los aniquile conjuntamente.
Cada vez con mayor frecuencia, hacen públicas sus diferencias, sus posiciones encontradas en diversos temas, pero ningún grupo se atreve a plantarse y decir ¡basta!, ¡ahí os quedáis!, ¡nosotros haremos lo que creemos conveniente!
La razón es muy sencilla, como dicen en cierta región, ¡la pela es la pela!, a lo que podríamos añadir ¡los privilegios son los privilegios!, o ¡el vivir a costa del pueblo es el vivir a costa del pueblo! Ahora que disfrutan de todo ello, cosa que nunca habían soñado, no van a perderlo.
Para ser honestos debemos advertir que los problemas que tienen esos que se autodenominan gobierno son consecuencia de dos hechos.
Primero, como ha señalado recientemente “cum fraude” en una entrevista, en la existencia de unos “poderes ocultos” que trabajan continuamente en su contra. ¡Qué importante es! Quizás sea que el nuevo jefe de los populares ha llevado a la capital las meigas de nuestra tierra.
En segundo lugar parece ser que la responsabilidad es también culpa de los ciudadanos, por la poca cultura financiera que tenemos los españoles, consecuencia de la escasa formación en la materia, proveniente a su vez de nuestro comportamiento vital y profesional. En nuestro descargo alegamos que no todos podemos llegar a doctores “cum fraude” en economía con la facilidad con que han llegado algunos.
Entonando nuestra mea culpa, nos solidarizamos con esos dirigentes sindicalistas que se quejan de que como consecuencia de las huelgas del transporte no les llega el marisco. Comprendemos que uno de ellos afirme “que le importa un comino la crisis y que sindicalistas como él deben disfrutar del verano”
Mientras tanto ese batiburrillo de gobierno sigue en las trece, todos contra todos, pero sin soltarse las manos. Es de comprender. Por ejemplo si rompen, ¿qué sería de la legión de asesores, de todos los colores, que sospechamos que muchos de ellos solo trabajan recogiendo su paga a final de mes?
Acaba de dimitir el primer ministro inglés por sus escándalos en su vida privada. Dados los escándalos en su vida política “cum fraude” hace tiempo que debería haber hecho los mismo, pero lejos de eso parece ser que está tanteando la posibilidad de sustituir en su puesto al belga que actualmente está al frente del Consejo Europeo. Si esto es cierto, como necesitará de todos los apoyos interiores que pueda lograr, para presumir ante Europa, el matrimonio con sus compadres alargará su vida.
Con el compadreo en que vivimos, no nos puede extrañar que la presidenta de la Cámara catalana, desobedezca tranquilamente al Tribunal Constitucional y aquí no pase nada. Tampoco puede sorprendernos que como agradecimiento al acercamiento de los asesinos etarras a las cárceles de su país, un gran error a nuestro entender, sus herederos ideológicos hayan atacado a la comitiva oficial, alcalde y concejales, durante la procesión del comienzo de las fiestas navarras, y herido a tres policías municipales. ¿Qué va a hacer el gobierno? Lo que es habitual en él, nada. Comprendan ustedes que un matrimonio no puede romperse por un par de tonterías.
Es indudable que se han tomado al pie de la letra la advertencia que hace el sacerdote en las bodas.
