Muchísimos españoles habrán oído más de una vez el dicho de ¡toma del frasco, Carrasco!, y saben muy bien lo que se quiere decir cuando se emplea. Dadas las contradicciones con que nos encontramos, un día sí y otro también, por parte de muchos de nuestros políticos, en la actualidad es de continuo uso, pues los citados nos obligan a ello.
La última ocasión que nos ha inducido a su empleo, ha sido la escapada de su lugar de vacaciones del jefe de los morados. Aparece una pintada en una calle, a bastante distancia de su localidad de descanso, y sale corriendo. ¡Bravo! Lo primero que está claro es que a este no se le puede decir, como nos decían en la mili, “el valor se le supone”.
A pesar de estar custodiado por fuerzas de seguridad, que pagamos todos los españoles, ha tenido miedo y ha puesto tierra por medio. Lo raro es que dichas fuerzas no han remitido a la Fiscalía ningún atestado para investigar amenazas, acosos, o cualquier otro tipo de actuación que consideren trascendente en relación a sus protegidos.
Aquí surge una sospecha aireada por algunos medios de comunicación, que es la siguiente. Tenía pensado acabar sus vacaciones en la fecha en que marchó, pero aprovechando la pintada se hizo la víctima para originar un nuevo revuelo, en el que quedase de sufridor, y que al tiempo diese a la gente motivo de discusión y así olvidase los diversos frentes judiciales que tiene abiertos.
Inmediatamente, como no podía ser de otro modo, sus palmeros han salido a la palestra a compadecer y defender a su bien amado jefe. Esto no nos extraña, lo esperábamos, sobre todo por parte de los chupópteros, pues ante todo son los garbanzos, y como según parece el partido ha echado últimamente a bastante gente y tiene más empleados eventuales que fijos, hay que tener cuidado.
Lo curioso, aunque no nos extraña, pues sabemos muy bien de qué pie cojean, es que por unos escraches en la vivienda habitual y ahora una pintada en la calle, armen tal escándalo. Partiendo de la base de que cualquier acto deleznable o antidemocrático lo es en sí, lo haga quien lo haga y vaya dirigido a quien vaya, y considerando que los políticos deben dar ejemplo, entre otras cosas, de coherencia, hay algo que no nos explicamos.
En nuestro país hemos asistido a agresiones físicas a personas, bombas en sus coches, pintadas en sus casas, amenazas de muerte, etc. pero como eran de derechas suponemos que los que ahora tanto lloran no se enteraron, porque no dijeron ni palabra. A una política madrileña la acosaron cuando iba a su domicilio, casi no podía andar rodeada de energúmenos, uno de los cuales le gritaba agitando la mano a escasos centímetros de su cara; el video lo han puesto repetidamente en la televisión. El frente populismo ahora llorón, nada.
El último despropósito al que asistimos en relación al tema ha sido el comentario de una persona, periodista, que se escandaliza por lo que habrán tenido que sufrir los hijos de la pareja mandamás morada. Vaya por delante que creemos que los niños son el mayor tesoro que tiene la humanidad y que debemos hacer todo lo posible para que crezcan felices. Dicho esto, opinamos que dada la edad que tienen esas criaturas de poco se enterarán. Sin embargo nos extraña que esa persona, que tanto se duele e indigna en esta ocasión, no haya dicho una sola palabra para defender a los niños, ya mayores puesto que asisten a escuelas, y por lo tanto si se enteran de las cosas, que en las aulas son increpados, objeto de acoso y burla por el simple hecho de que sus padres sean guardias civiles, solo hablen el castellano o no sean independentistas. Todo eso pasa a diario en la esquina noreste. ¿Es que eso sí es correcto?
¿No se ha enterado usted de tales hechos? Opinamos que no quiere saber del tema porque no le conviene, puesto que los míos son siempre buenos y los otros siempre malos.
El título del comentario viene a cuento con lo expuesto. ¿No os alegráis y aplaudís cuando les hacen ciertas cosas a vuestros contrarios políticos? Pues cuando tomáis del frasco deberíais alegraros también, es lo justo, si la justicia es igual para todos.
