Parece que la inconsciencia avanza a pasos agigantados entre los grandes próceres de nuestro país, y lógicamente pagaremos las consecuencias. No olvidemos que los ciudadanos, si bien tenemos voto, no tenemos voz efectiva. Si, no se extrañen de lo anterior, una vez depositada la papeleta, es irrisorio que alguien les diga a los políticos que lo que hacen no es lo prometido, sería una pérdida absoluta de su tiempo, estaría clamando en el desierto.

Seguimos con un gobierno en funciones y lo que seguiremos, pero da igual, si podemos continuar utilizando cotidianamente y gratis, para lo que se nos antoje, un transporte tan contaminante como el avión, a pesar de nuestra preocupación por el medio ambiente.

Conste que si hablamos de inconsciencia es porque dentro de lo malo, creemos que es lo menos malo o lo más disculpable. Otros calificativos que podríamos emplear quizás resultasen ofensivos, y como creemos firmemente que la convivencia se basa en el respeto mutuo, los obviamos.

Efectivamente, es vivir fuera de la realidad, realizando o permitiendo actos cuando menos irreflexivos o imprudentes, la actuación de los padres de nuestra patria. Lo que necesita el país es que cuanto antes se forme un gobierno serio, austero, que aborde los problemas que tenemos y ponga las vías de solución .Sin embargo los políticos se dedican a su trapicheo, para ocupar sillones, mantener sueldos y prebendas. Eso sí, todos sus amaños los hacen muy a su pesar, para lograr nuestro bien.

Por ejemplo si un miembro de una de las cámaras es un inculto, que cada vez que habla pierde una oportunidad de estar callado y gana bastante más que el jefe del ejecutivo, es para demostrarnos que esos brillantes universitarios españoles, con premios internacionales, que tienen que emigrar para poder vivir,  se  han equivocado totalmente. Gracias por la lección.

Lección de desvergüenza también nos la dio la primera autoridad autonómica catalana, al fotografiarse dándole la mano, con sonrisa de oreja a oreja, a un terrorista que muy valientemente, le puso una bomba a una persona en la axila; cuando estalló hizo que muchos restos de esta última tuvieran que recogerlos con una aspiradora.

En estas circunstancias no puede extrañar que un etarra sea entrevistado con toda pompa en la televisión que pagamos todos, para decirnos, suponiendo que trasmitiendo la opinión de sus compinches, que sienten haber causado “más dolor a las víctimas del necesario o del que teníamos derecho a hacer”. ¿Hay que entender que considera que tenían derecho a asesinar? Bueno es saberlo. Lo penoso es que tales personajes quizás pretendan que les estemos agradecidos.

Ustedes tranquilos, puede que los últimos y sus amigos decidan el gobierno.

Por cierto, sin duda para poder trabajar mejor a favor del pueblo que tanto le preocupa, el defensor de los parias desheredados de la tierra se ha triplicado su despacho en el Congreso, y su segunda de a bordo se lo ha duplicado. Si a sus anteriores ocupantes les llegaban como estaban a ellos no. ¡Curioso!, pero buenos ejemplos de austeridad y humildad

Lo que parece indudable es que la clase política de nuestro país, sigue el lema de “tonto el último” y lógicamente, todos se esfuerzan por no serlo. Ellos a lo suyo, ya saben, vengan días y caigan panes.

Visto lo visto, al insigne don Jacinto Benavente además de escritor, habría que reconocerle una faceta de profeta, pues hace ya muchos años hizo comentarios sobre aquellos burgueses que presumen de proletarios y viven a consta de los burgueses y de los proletarios.

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