En una parte de España, denominada Cataluña, se está llegando por algunos ciudadanos a una ignorancia que nos apena, pues siempre se los había considerado como gente ilustrada. Sin embrago nos enteramos que un hospital de la misma se localiza en “un país explotador”. También que múltiples señales de carretera sitúan a núcleos de población en la República Catalana. Consultados distintos atlas y mapas, nos llevamos la sorpresa de que dichos países no aparecen en ninguno, en otras palabras, no existen. Eso nos lleva a la consideración expuesta inicialmente.
Quizás la razón también puede residir en el creciente grado de demencia que está afectando a miembros de la sociedad española, y lógicamente también a los catalanes, que son parte de la misma. En este caso se auto disculparán, como hacen siempre, responsabilizando de todo a España.
Efectivamente, por una noticia tratada muy escuetamente en alguna prensa, nos enteramos que un grupo parlamentario, ha solicitado a sus rehenes del gobierno, que retire las condecoraciones concedidas durante su carrera a un ilustre político, que ha sido durante muchos años alcalde de su ciudad natal por mayoría absoluta, diputado, senador y embajador. ¿Cuál ha sido su principal delito para que quieran aplicarle tal castigo? Simplemente opinar que la vestimenta de la ministra que fue a entrevistarse con el Papa, (y tuvo que conformarse con ser recibida por el segundo de a bordo), era “inapropiado” y “de estética bastante discutible”
Es demencial, ¿no les parece?
En primer lugar a la persona citada, por el último cargo que ha desempeñado, embajador en la cuna de la diplomacia, se le puede presumir, mientras que no se demuestre lo contrario, que conoce muy bien el protocolo y la vestimenta apropiada, o al menos la no indicada, para ciertos actos.. Seguramente lo sabe mucho mejor que los que le atacan.
En segundo lugar, los que proponen la medida correctiva son los que nos inundan en cuanto tiene ocasión, y con mucha frecuencia sin venir a cuento, con sus peroratas a favor de las libertades, especialmente la de expresión, y en aplicación de esas ideas defienden a raperos y similares que amenazan de muerte a quienes les da la gana. ¿Donde está su coherencia?
En tercer lugar los castigadores se han pretendido refugiar, como es frecuente para armar más lio, en la ideología de género, al decir que esas palabras son “un insulto hacia todas las mujeres”, “propias de una época pasada en las que primaba una situación de total opresión hacia las mujeres”. Nos quedamos boquiabiertos. Que sepamos el opinar que una persona, sea hombre o mujer, va o no adecuadamente vestida a un sitio o un acto, nunca se puede tomar como una ofensa hacia la misma. Creemos que incluso puede ser una actuación positiva, al incitar a pensar a la persona en cuestión, y que concluya, si es el caso, que efectivamente cometió un error y rectificarlo en la próxima ocasión.
Otra sorpresa. Según la prensa hay una ministra estima que el cambio horario refleja la “resistencia al machismo de la sociedad”, dado que “nunca ha sido contabilizado en términos económicos” el tiempo de las mujeres. ¡Asombroso! Sinceramente ya no entendemos nada. Si hoy empieza la jornada a una hora determinada del sol, y la semana que viene comienza una hora antes o después.
¿en que influye eso en la contabilización en términos económicos del tiempo de las mujeres?. El día seguirá teniendo las mismas horas y todos, hombres y mujeres, seguiremos haciendo las mismas cosas, que nos llevaran el mismo tiempo.
Repetimos, lo que está ocurriendo es demencial. Cada día hay más propuestas sin sentido, afirmaciones gratuitas, etc., siempre hechas por los que se atribuyen el monopolio de la verdad. Así nos va.
